- MomenTVs Sabotaje en la casa de Gran Hermano
Brutal, letal, bestial y con más razón que un santo. Así se podría describir la indignación mostrada anoche por Jorge Javier Vázquez tras la esperada expulsión de Vanessa y la petición (perdón, obligación) de Vanessa a su marido, Javier, para que abandonase la casa y dejase su concurso. Antes de nada, efectivamente, Javier ha dejado Gran Hermano. ¿Por qué? Seguramente por amor y porque no soportaba ver a su mujer llorando como una magdalena y diciendo que no podía con todo. Ella, porque ha sido incapaz de mirar por su marido, de dejarle que viviera su concurso. "Tiranía emocional", lo calificó Jorge Javier Vázquez. No lo podía haber descrito mejor.
Vanessa ha sido desde prácticamente el minuto uno de Gran Hermano una de las grandes villanas de la edición. Entró con su marido. Ella, a la casa oficial; él, a la casa secreta. Y durante semanas estuvieron separados. Ninguno de los dos estuvo mal. De hecho, todo lo contrario. Ella estaba feliz, plena, pletórica. Entonces no le importaba estar sin Javier al lado; más bien, hasta parecía que le estaban haciendo un favor por habérselo quitado de encima.
Pero entonces Vanessa fue expulsada y enviada a la casa secreta. Cuando llegó, tampoco necesitaba a Javier. De hecho, su comportamiento tras el reencuentro confirmó lo que se veía cuando estaban separados: que Vanessa solo lo quería cerca cuando a ella le interesaba, cuando necesitaba parapetarse en él o que alguien le diera la razón por dársela. Y llegó la reunificación, empezó Gran Hermano de verdad y Vanessa se convirtió en el objetivo de la mayoría de sus compañeros.
Es cierto que ha sido una de las grandes concursantes de Gran Hermano 19. Los villanos siempre son grandes concursantes porque dan todo el juego y todo el contenido. Pero también ha sido la cruz del resto de la casa y, por supuesto, de su marido. No se callaba nada, se enfrentaba a quien se tenía que enfrentar y sí, hay que decirlo, hacía la vida imposible a muchos, empezando por Javier y terminando por el último inquilino de la casa de Guadalix.
Le tenían tantas ganas que la semana pasada Jorge corrió como una centella para darle al botón, salvar a una compañera y meter a Vanessa en las nominaciones. Y ahí empezó la gran tragedia griega, el gran machaque psicológico, la gran manipulación de Vanessa con Javier. Un hombre que podía haber hecho un concurso estupendo si no la hubiera tenido al lado, un hombre que se ha quedado sin poder concursar porque ahora sí, ahora Vanessa lo necesita. "No me entendéis", repetía anoche una y otra vez. Por supuesto que no te entendemos. El amor es querer lo mejor para la persona que amas, y lo mejor para Javier era quedarse en Gran Hermano, pero el egoísmo de Vanessa ha sido tal que, por sus santos ovarios, Javier se tenía que ir. Y se fue.
El machaque de Vanessa a Javier en Gran Hermano
Antes de salir de la casa tras la decisión del público de que fuera la expulsada —estaba clarinete desde que Jorge la metió en la lista de nominados—, Vanessa grabó un mensaje a Javier. En sus manos estaba animarle a que continuara en Gran Hermano o empujarlo al abandono. Pero, antes, Jorge Javier Vázquez le comunicaba a él que su mujer había sido la expulsada, ante lo que entonaba una clara reacción: "Yo me voy con ella". Javier lo tuvo tan claro porque durante toda la semana la labor de Vanessa ha sido machacarlo psicológicamente para que él, pese a no querer irse, abandonase. Días y noches diciéndole que se fuera, que lo necesitaba fuera, que no tenía a nadie más —son papás de una niña—, que sin él ella no sabía estar... Increíble, pero cierto.
"Nuestros presentimientos eran ciertos, me voy expulsada, me gustaría que siguieses, pero no puedo porque no me encuentro bien. Te necesito a mi lado, me da mucha pena que esto se acabe para ti también, pero es que estoy mal y lo único que me va a reconfortar es estar contigo", aseguraba Vanessa en su mensaje. Javier no lo dudaba ni medio segundo. Se iba con ella. Pero Jorge Javier Vázquez no iba a dejar que Javier tirase por la borda su concurso por las manipulaciones emocionales de Vanessa.
"Vanessa va a tener tiempo de reflexionar. Es conveniente que llegue a plató. Vas a tener la oportunidad de hablar con ella cuando esté aquí, pero me gustaría que se enfríen las cosas y vamos a reflexionar", pedía el presentador. Javier, sin la presión de tener a Vanessa comiéndole la oreja, se confesó con Jorge Javier Vázquez: él quería seguir en la casa, él quería hacer su concurso, pero "mi mujer está por encima de Gran Hermano".
Una "manipuladora" en Gran Hermano
Y Vanessa llegó a plató y de reflexión, naranjas de la China. Vanessa entraba al plató y Jorge Javier Vázquez iba al meollo directamente: "Estamos todos un poco desbordados con la situación. ¿Qué va a pasar con Javier? Te lo voy a decir claramente, él se quiere quedar, otra cosa es que tú, de una manera muy egoísta, pensando únicamente en ti y siendo incapaz de ponerte en su lugar, quieras que abandone. Te pido, por favor, que no seas tan manipuladora y que le dejes disfrutar de su concurso". Lo pudo decir más alto, pero no más claro. Y, mira, hay que agradecer a Jorge Javier Vázquez su sinceridad y su claridad porque lo que dijo es lo que pensábamos todos. Otra cosa es que sirviera de algo, que, por supuesto, no sirvió, pero, al menos, que las cosas quedasen claras y el chocolate espeso.
"Me está pareciendo surrealista", respondía Vanessa, que obviamente vive en sus mundos de Yupi y para ella los malos son el resto del mundo y ella es la mártir que lo aguanta. "Sé perfectamente lo que tengo con él y lo que hemos hablado. Fuera, para mí, Javi es mi bastón. Llevo una semana muy mal dentro de la casa y lo que tengo yo dentro solo lo sé yo". Y Jorge Javier Vázquez hizo la única pregunta que nos importaba a todos menos a Vanessa: "¿Qué pasa con él?".
"Date la oportunidad de crecer como persona y que él crezca como persona. Es absolutamente incomprensible tu decisión, nadie lo entiende. No intentes arrastrar a Javi en tu dinámica, se lo está pasando bien y ha dicho que hará lo que tú quieras", continuó Jorge Javier Vázquez.
De nada sirvieron las palabras del presentador. Cuando Vanessa volvió a conectar con su marido, volvió a pedirle que abandonase. Y Jorge Javier Vázquez, el público y los espectadores no pudieron más: "Eso no es amor, es tiranía emocional. ¿No lo has visto? Le estás empujando a hacer lo que tú quieres y lo manipulas para que haga lo que tú quieres".
Vanessa, que insistía en que nadie entendía lo que hay entre ellos (ella piensa que es amor, pero es todo lo contrario a eso), le pedía directamente y ante la presión de Jorge Javier Vázquez que se lo dijera directamente y no se escondiera en "que lo decida él". Entre lágrimas, con un drama que ni en la Grecia clásica, Vanessa se lo dijo directamente.
"Sabes que estoy rota sin ti y siento que no se me entienda. Me siento mal, pero te necesito por encima de todo", le dijo Vanessa, pese a que Jorge Javier Vázquez le había advertido que él quería seguir. Ante eso, Javier hizo lo que su mujer le obligaba a hacer: abandonar. "No es tan difícil de entender, yo no he dudado en ningún momento, si estás mal tú estás por encima de todo. Hay que estar al lado de las personas cuando lo necesiten. ¿Cómo no voy a estar allí? Parece mentira".
Jorge Javier Vázquez lo intentó de todas las maneras posibles, pero era imposible: "Te he dicho que mañana te vas a despertar y te vas a arrepentir. Te veo llorar y no me conmueves absolutamente nada porque he visto esta escena tantas veces... esto es lo que hay, decide lo que quieras. Tu marido está dentro, haciendo su concurso y tú le estás pidiendo que abandone por ti".
"¿Qué hace Javi? ¿Continúa o abandona?", le preguntaba de nuevo Jorge Javier Vázquez a Vanessa en un último intento. "Javi, por favor, abandona". "Abandono, no hay problema, lo hago", respondía él. "¿Le ves convencido?", preguntaba directamente el presentador a Vanessa. Y Vanessa mostró la crueldad máxima: "Claro que sí, ¿cómo no va a estar convencido? Si es la persona que comparte la vida conmigo". No, es la persona a la que Vanessa somete a sus caprichos, a sus necesidades, sin importarle, si preocuparle.