INTERNACIONAL
Elecciones en Alemania

Alemania se refugia en la gran coalición ante el auge trumpista

El democristiano Friedrich Merz, abocado a pactar con una hundida socialdemocracia y sin necesidad de hacerlo también con los Verdes, mientras la ultraderecha queda segunda. Los liberales, fuera del Bundestag

Derrota de Olaf Scholz frente a la victoria de la CDU/CSU de Friedrich MerzEL MUNDO (Vídeo) / Odd ANDERSEN | AFP (Foto)
PREMIUM
Actualizado

Jornada histórica en Alemania. El bloque formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana bávara (CSU) ganó las elecciones celebradas ayer, con un 28,5% de las papeletas, pero se verá abocado a pactar con una socialdemocracia (SPD) hundida (16,4%) y bajo la amenaza de una ultraderecha (AfD) triunfante que obtuvo un fuerte respaldo de la ciudadanía germana (20,8%) después de haberlo obtenido de la mismísima Administración Trump.

"Hemos ganado las elecciones". Esas fueron las primeras palabras del candidato del bloque conservador, Friedrich Merz. Faltaban los datos definitivos, pero la ventaja era tan abrumadora que no esperó al escrutinio. La formación que más se le acercó fue Alternativa para Alemania (AfD), que con su discurso patriótico, populista, antiinmigración y prorruso dobló sus resultados de 2021.

Merz aventuró que la formación de gobierno será difícil aunque espera que pueda estar formada antes de Pascua. Señaló que su prioridad es el entendimiento entre los europeos, por lo que ya estaba en contacto con muchos jefes de Estado, y el entendimiento también entre los alemanes. En el debate que tradicionalmente reúne a los líderes de los distintos partidos una vez se publican los primeros pronósticos (la conocida ronda de elefantes), el líder de la CDU habló de las "intervenciones" de Elon Musk en la campaña electoral que calificó de "descaradas".

Minutos antes, el presidente estadounidense, Donald Trump, había escrito en su plataforma Truth Social: "Un gran día para Alemania. Al igual que en Estados Unidos, la gente en Alemania se cansó de la agenda sin sentido común, especialmente en energía e inmigración".

Paralelamente, el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, no tardó en hacerle llegar un mensaje al democristiano Merz. "Espero con interés colaborar con usted en este momento decisivo para nuestra seguridad común", afirmó Rutte, señalando que es de vital importancia que Europa aumente su gasto en defensa, "y su liderazgo desempeñará un papel clave en este sentido".

Respecto al canciller saliente de Alemania, Olaf Scholz, su formación, el SPD, se derrumbó. Del 25,7% recabado hace tres años y seis meses, el tiempo que ha durado la coalición con Verdes y liberales, cayó al 16,4%. Es su peor dato histórico. Scholz no solo reconoció la derrota y felicitó a Merz por su victoria, sino que anunció que no participará en las negociaciones para la formación de un gobierno de gran coalición: "Yo me presenté a la Cancillería, no tengo cargo en la directiva". "Ha sido un resultado amargo, pese al esfuerzo que todos hemos hecho en esta campaña", reconoció el canciller ante los suyos, asumiendo su responsabilidad. Explicó que la legislatura había sido turbulenta y que su primer objetivo fue mantener la estabilidad.

EUFORIA EN LA AFD

De una manera totalmente dispar, con absoluta euforia, reaccionó la AfD. "Hemos obtenido un resultado histórico. Nunca habíamos estado tan fuertes en el plano federal", declaró la copresidenta de la formación ultra, Alice Weidel, en la sede del partido en Berlín. "Querían dividirnos por la mitad, pero ha ocurrido lo contrario", añadió Weidel y adelantó que "perseguiremos a los demás para que hagan una política sensata para nuestro país". Weidel, rodeada de una militancia pletórica reiteró su disposición a cooperar con la Unión: "Nuestra mano siempre estará tendida para participar en el Gobierno. De lo contrario, no será posible un cambio político en Alemania". Sin embargo, de sobra es conocido que el cordón sanitario se aplica de manera estricta sobre la ultraderecha en el país y que Merz no pactará con ella, decantándose por la ya clásica 'gran coalición'.

Durante la ronda de candidatos, Weidel afirmó que "los alemanes han elegido un cambio político" que no podrá llevar a cabo con el SPD y los Verdes. Será un bloqueo "terrible para este país. Si Friedrich Merz se alía con esos partidos habrá nuevas elecciones muy pronto, antes de lo que se esperan. Merz no puede anteponer su cargo de canciller al bienestar del país", advirtió la ultraderechista en caso de que, ante los números, tuvieran que pactar CDU, SPD y Los Verdes (lo que no tiene que ser finalmente). Los Verdes, antiguos miembros del Gobierno saliente germano, han acabado con un 11,6%.

Los Verdes, con Robert Habeck a la cabeza, no han mejorado la posición del partido. En las elecciones de 2021, por entonces con la ministra de Exteriores Annalena Baerbok como candidata, los ecologistas se hicieron con el 14,7% del escrutinio. Habeck defendió en la ronda la necesidad de actuar rápido porque Alemania no tiene tiempo que perder.

La CDU/CSU, que ha tardado menos de una legislatura en volver, buscaba un dato por encima del 30% para facilitar la formación del Gobierno. Sumando SPD y Verdes, Merz tendría su gabinete, pero no era el gobierno que buscaba, y al final podrá prescindir de estos últimos al no entrar más de un partido de extrema izquierda como se temía.

La clave estaba en los liberales del FDP del ex ministro de Finanzas, Christian Lindner, que finalmente han obtenido el 4,3%. Necesitaban un mínimo del 5% para entrar en el Bundestag y gobernar con los conservadores. Lindner había pedido a sus compañeros de partido "nervios de acero" mientras adelantaba que si su partido no conseguía entrar en el Bundestag su carrera política llegaría a su fin. Dijo que permitirá un nuevo comienzo en el personal de su partido y atribuyó los malos resultados al fracaso del gobierno de coalición. "No hemos sido capaces de mostrar nuestros éxitos", afirmó el líder del partido, que se enemistó con el canciller Scholz cuando era ministro de Finanzas. La expulsión de Lindner de la coalición hizo necesarias las nuevas elecciones de ayer. "Estoy convencido de que esto no es una derrota para el liberalismo político, sino todo lo contrario", afirmó Lindner. "El liberalismo político se está volviendo más importante".

Triunfo de los extremos

El Partido de la Izquierda (Die Linke) también tuvo razones para celebrar. Logró un 8,7%. "Es increíblemente genial", dijo el líder del partido Jan van Aken. Son más de cuatro millones de personas las que han votado a su formación. "Eso me emociona". Siempre creyó que, a pesar de las malas encuestas, la izquierda volvería a entrar en el Bundestag. Y estaba seguro de que si las elecciones se hubieran celebrado en otoño, "el resultado habría sido aún mejor".

La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), de extrema izquierda, no alcanzó el 5% de apoyo necesario para obtener escaños (se quedó en 4,9%). En la BSW se criticaron las representaciones mediáticas del partido durante la campaña electoral. La líder del partido, Sahra Wagenknecht, afirmó que se había intentado mantener al partido pacifista fuera del Bundestag. Su compañera de formación Sevim Dagdelen fue aún más lejos: "Nunca he visto una campaña electoral con tantas manipulaciones". Según Dagdelen, la razón de ello fue la crítica del partido a los suministros de armas a zonas de guerra. Ninguna de las dos aportó pruebas de sus acusaciones.

En las elecciones al Bundestag de 2025 hubo observadores electorales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La misión de la OSCE estuvo dirigida por la política italiana Tana de Zulueta y contó además con observadores de Polonia, Serbia, Rumanía, Dinamarca y Francia. Los observadores presentarán su informe varias semanas después de las elecciones.