No sé si recuerdan al T-1000, el robot fabricado con metal líquido que perseguía a John Connor y a Schwarzenegger por las calles de Los Ángeles de 1995. También tiene un papel en Terminator Génesis, la película de 2015. Yo no soy capaz de quitármelo de la cabeza desde que he leído el último trabajo del Soft Machines Lab de la Carnegie Mellon University.
La "computación líquida" es un campo de investigación muy interesante. Hubo un tiempo, allá por los años 60, en que los circuitos rellenos de líquido se planteaban como la alternativa (y el futuro) a las válvulas termoiónicas. Sin embargo, los transistores eléctricos ganaron la batalla y la computación líquida pasó a la historia. Hasta ahora.
¿Computación líquida?
Está de vuelta con algunos cambios sustanciales, eso sí. Aquellas válvulas de hace unas décadas desarrollaron toda un hardware alternativo que no estaba basado en circuitos eléctricos. Las computadoras líquidas de las que hablamos hoy son dispositivos electrónicos funcionales blandos y deformables.

El objetivo de Carmel Majidi y James Wissman era usar aleaciones metálicas que fueran líquidas a temperatura ambiente. En un principio, buscaban trabajar en cableados extensibles, pero en sus últimos trabajos se han centrado en desarrollar interruptores eléctricos.
Estos transistores fluídicos pueden abrir y cerrar la conexión entre dos gotas de metal líquido dependiendo de las fluctuaciones del voltaje. En esencia, la inestabilidad del fluido (que permite convertir una gota en dos) dependía del acoplamiento entre el voltaje aplicado y la reacción electroquímica. Para estudiarlo, usaron una aleación de indio y galio que supone una alternativa no tóxica al mercurio y se puede combinar fácilmente en caucho.

Parece un hallazgo mínimo, pero la expectación ha sido muy grande: las aplicaciones de estos desarrollos son muy interesantes. Si seguimos avanzando en esta línea, los materiales se pueden programar para cambiar de forma, cambiar su función o reconfigurarse para eludir el daño en entornos extremos.
Y, lo que es más interesante, esta tecnología es la antesala de la creación de computadoras líquidas en miniatura biocompatibles con el cuerpo humano. Ese es el objetivo último de este grupo de investigación. Estamos lejos del T-1000, pero puede que este sea el primer paso.
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texnofiloxss
Hay varias cosas que me llaman la atención del artículo, "usaron una aleación de indio y galio…" si es así entonces probablemente nunca veremos está tecnología en producción masiva o los productos que tengan transistores líquidos saldrán muy caro, el indio es un metal muy escaso, no es como el silicio que puedes ir a un desierto y sacarlo de la arena, el galio no es muy común encontrarlo lo que supone más difícil la producción en serie.
En el artículo afirma que serán un gran avance estos transistores porque permitirá construir "computadoras miniatura" lo que yo no entiendo es que el silicio tiene número atómico 14, el galio y indio 31 y 49 respectivamente, entonces el átomo del silicio es más pequeño que el de galio e indio ¿Como piensan hacer transistores más pequeños? Si el galio e indio ocupan más espacio, o al menos que estos transistores sean más potentes y eficientes que los basados en silicio, solo así me explico eso.
Yo sinceramente preferiría que siguieran investigando en el grafeno o en los nanotubos de carbono, porque son mucho más eficientes y además el grafeno se comporta como un "superconductor" a temperatura ambiente eso nos permitirá hacer procesadores tan potentes sin ni siquiera que presenten aumento de temperatura, en fin seguro vemos esos avances dentro de unos 20 o 30 años.
afhr
Yo lo combinaría con grafeno, sería más prometedor.